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Maracaibo, Zulia, Venezuela
Economista, Profesor Universitario, Asesor Financiero y Económico.

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Salario Mínimo Vigente al 29 de Abril 2014: Bs. 4.251,40/ Canasta Básica Marzo 2014: Bs. 18.322 /Canasta Alimentaria Marzo 2014: Bs 9.986,67/ Tipo de Cambio Cencoex: Bs. 6,30, Sicad 1: Bs.10,00, Sicad 2: Bs. 49,98/ Euro al 29-05.2014: $1,3602/ Reservas Internacionales (MM US$) 28-05-2014: 21.017 ($3 FEM/ Liquidez Monetaria al 25-05-2014 (Miles Bs:1.399.393.306 Unidad Tributaria: Bs. 127/ IVA: 12%/ Tasa de desempleo Abril 2014: 7,1% / Barril Petróleo Venezuela US$: 98,31(Mayo 30, 2014) Inflación Marzo 2014: 4,1% Var Acumulada:10,1%

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sábado, 24 de noviembre de 2012

El comportamiento y nuestros problemas de dinero


Muchas veces hemos hablado sobre cómo muchas personas simplemente no pueden resistirse y terminan endeudándose más allá de su capacidad de pago. Porque así es la naturaleza humana: uno no puede meter a una persona con hambre en un bosque de manzanas y esperar que no coma ninguna.

Éste es un ejemplo de cómo las personas que actualmente tienen problemas crediticios terminan cayendo en ellos por muchas razones. Aunque en Venezuela no se ha realizado ningún estudio al respecto, en Estados Unidos se han dado a conocer ciertas tendencias que, aunque en distintas proporciones, reflejan situaciones que son consistentes con nuestra realidad. Estas situaciones son:

1. El ambiente. No cabe duda que la tendencia mundial hacia el consumo ha provocado una gran euforia hacia el crédito. Muchas de las tiendas comerciales o departamentales otorgan crédito con base en un enganche moderado y mensualidades fijas sin intereses. Otras promueven sus productos basadas en esquemas de pagos semanales pequeños, sin enganche y sin aval, escondiendo en ellos altísimas tasas de interés. Esto hace, sin duda, que la gente se endeude, ya que se le da la facilidad de adquirir ahora un artículo que podrá pagar con sus ingresos futuros.

2. El mal otorgamiento del crédito. Muchos bancos otorgan créditos sin hacer un análisis previo del historial y de la capacidad de pago de los solicitantes. Algunas instituciones elitistas únicamente seleccionan gente de altos ingresos, sin darse cuenta de que muchos de ellos tienen otras deudas, o simplemente patrones de consumo que a la larga les harán caer en mora.

3. La falta de previsión y de cultura financiera. La mayoría de las personas desafortunadamente no llevan un control de sus recursos, por lo que adquieren sin saberlo varias deudas, creyendo que las podrán pagar. En efecto, probablemente todas ellas podrían ser sufragadas de manera individual; sin embargo, en conjunto exceden la capacidad de pago que se tiene.

4. La baja autoestima. Se ha comprobado que personas de baja autoestima tienden a sentirse derrotados cuando tienen cargas muy pesadas, a pesar de que todavía podrían salvar su posición, es decir, cuando piensan que ya no podrán pagar, dejan de esforzarse, empeorando aún más su situación.

5. La alta autoestima. La gente que tiene alta autoestima tiende a confiar demasiado en su capacidad de pago y a adquirir deudas hasta el límite. Esto hace que cualquier incremento en tasas de interés les provoque una crisis de liquidez, haciéndolas caer en mora; sin embargo, aun en casos extremos, tratan de negociar con sus acreedores y de salvar su posición.

6. La diferencia entre los hombres y las mujeres. Se ha demostrado que las mujeres que llevan la responsabilidad financiera del hogar lo hacen de manera mucho más ordenada que los hombres, quienes tienden a adquirir demasiados bienes para sí; no obstante, cuando ellas no se involucran en el tema, tienden a gastar en forma desproporcionada.

Es indudable que los patrones del comportamiento humano inciden de manera determinante en las finanzas de las personas.

Corresponde a cada uno de nosotros identificar cuál puede ser nuestro caso y enfrentar nuestro problema, evitando sentirnos culpables o bien, inventar excusas para no hacerlo. La calidad de nuestra vida depende de cada uno de nosotros y de las decisiones que tomemos. Nadie las tomará por nosotros.

martes, 13 de noviembre de 2012

¿Una ayudadita? = devaluación

A pesar que la tasa de inflación en nuestro país ha promediado más de 20% en los últimos dos años (una cifra que representa 4 o 5 veces la que han tenido nuestros principales socios comerciales), Venezuela no ha movido su tasa de cambio en ese período.



Esto significa que el bolívar está Sobrevaluado, nuestros exportadores y productores en general están compitiendo en condiciones desventajosas con sus pares extranjeros (solo piensen en que los nativos vieron sus costos crecer en un 20% cada año, mientras que sus competidores apenas en un 4%, y la tasa de cambio entre sus monedas, que debería funcionar como ajuste, no se movió).

Si tomamos como ejemplo el índice Big Mac vemos cómo en los restaurantes nacionales de la famosa franquicia, la emblemática hamburguesa cuesta Bs. 37, lo cual a tasa oficial nos arroja una tasa implícita de $ 8.6, mientras que en Estados Unidos esa misma hamburguesa cuesta $ 4,2. Por lo tanto se puede decir que (en teoría), con lo que compro una hamburguesa en Venezuela, compro dos en EEUU, indicando una sobrevaluación de más del 100%. Hoy el bolívar a tasa oficial exhibe una fortaleza que no es real.

En nuestra historia, la devaluación ha sido utilizada para fines fiscales, y es que cuando un porcentaje importante de los ingresos fiscales de un país provienen de sus exportaciones (públicas), el gobierno de turno ve en esa arma una poderosa manera de generar ingresos. Automáticamente una devaluación mejora los ingresos de nuestro país (en moneda nacional) y al mismo tiempo le brinda un respiro a las finanzas (hoy maltrechas) de Pdvsa, ya que puede obtener mayores recursos al cambiar las divisas provenientes de la venta de petróleo y con esto no endeudarse tanto ni de forma tan costosa (como hoy que debe ir cuadrando cupones que brinden un implícito cercano a la tasa Sitme).

El gobierno (a través de Cadivi) ante una mayor tasa de cambio se verá incentivado a ofrecer más divisas y la demanda de divisas por parte de los importadores disminuirá. Por otra parte tenemos que al devaluar, los montos nominales de deuda interna de "licuan", o dicho en términos más sencillos: su valor en dólares en mucho menor, aumentando el margen de maniobra del gobierno para cancelarla.

Entonces tenemos, por un lado que un mayor precio del dólar aumenta los incentivos a ofertar más dólares, constituye un respiro a los exportadores, le mejora sustancialmente el flujo de caja y su situación financiera a Pdvsa, aumenta los ingresos del gobierno y licua deudas internas. ¿Es descabellado pensar que después del 16 de diciembre de este año la devaluación puede ocurrir en cualquier momento?

Hoy la devaluación en Venezuela es una medida económica necesaria, impostergable y de una probabilidad de ocurrencia cercana al 100%, a pesar de todos los efectos redistributivos que genera. La incertidumbre no es si habrá o no devaluación, la gran incógnita es cuándo, cuánto y cómo (si más Cadivi, Sitme, o ambos).

La devaluación en 2013

La devaluación está escrita con tinta indeleble, no sólo para 2013, sino 2014, también



Sencillo, el déficit fiscal de 15% del PIB (i.e. 15% del tamaño de la economía nacional); el hecho de que la base monetaria exceda a las reservas internacionales totales en 60%; las pérdidas por traspasos al Fonden del BCV, que debe compensar ajustando el cambio; el diferencial de inflación entre Venezuela y el resto del mundo; la escasez de dólares; y, en fin, todos los indicadores de presión cambiaria, permiten pronosticarlo.

Pero, ¿cuál será su efecto sobre la economía?

Para el gobierno:

Una reducción de su déficit en términos reales y como porcentaje del PIB, al incrementarse la cantidad de bolívares por petrodólar.

Una leve disminución real de sus necesidades de emisión de deuda en moneda nacional, mas no en dólares, puesto que el año que viene el servicio de la deuda en divisas subirá.

Un aumento en bolívares del valor de la deuda pública en moneda extranjera; es decir, del capital e intereses por pagar.

Un aumento del ratio de la deuda pública sobre PIB.

Un aumento de los depósitos del gobierno.

Para la banca:

Una reducción de la demanda de bonos del Estado denominados en bolívares y dólares (en términos reales).

Un aumento en bolívares de los intereses en dólares percibidos por la banca.

Una revaluación del activo y, por tanto, de su patrimonio, lo que permitirá un incremento del pago de dividendos.

Una disminución real de la cartera de crédito, aunque se incremente en el caso de las empresas con solicitudes en Cadivi de aprobarse al nuevo tipo de cambio.

Un incremento de la morosidad producto del efecto contractivo de la devaluación y del recorte real del gasto fiscal deficitario.

Para el BCV:

Un incremento en bolívares del valor de las reservas internacionales, que permita registrar parte de las pérdidas por traspasos históricos de divisas al Fonden.

Un aumento en bolívares de los intereses en dólares sobre las reservas en divisas.

Para las empresas:

Una reducción en la demanda de importaciones de bienes y servicios.

Un incremento en los costos de producción.

Un aumento en bolívares del precio de exportación de Pdvsa (i.e. del barril en bolívares), CVG, y los exportadores en general.

Para los hogares:

Un aumento en bolívares de los intereses en dólares percibidos por los hogares (i.e. para aquellos que ahorran en dólares o compran bonos del Estado en divisas).

Una disminución del ahorro en divisas (i.e. de las fugas de divisas).

Un aumento del valor en bolívares del ahorro en dólares que mantienen los hogares.

Finalmente, una mayor inflación, y una escasez no mucho menor a la actual.